Estoy hecho polvo. Me ha cogido otro catarro por delante (o el mismo de todo el invierno, que no me lo termino de curar) y tengo la garganta al rojo vivo y mocos como para hacer una secuela de Cazafantasmas, con fluido ectoplasmático para dar y regalar.
Además, hoy he dejado el coche en doble fila y, cuando he vuelto, me lo habían robado. Lo he recuperado, claro está, porque los que me lo han robado tienen su negocio "legal" y te lo devuelven por la módica suma de 140€, que me duelen como un hierro al rojo, pero en fin... Eso sí, cuando lo he recuperado y he vuelto a pasar por el mismo sitio, el Mercedes CLK que había un poco más allá seguía subido encima de la acera, y nadie lo había movido ni un milímetro. Es lo que tiene ser rico, que pagas menos. Al final saldrá barato comprarse un mercedes, y todo.
Y ésta tarde me he conducido unos 120 kilómetros, con una lluvia chula cayendo de lado, con lo que sólo he tardado tres horas en llegar a casa, poco más del doble de lo habitual. Eso sí, en cuanto he entrado en Elda ha dejado de llover. Y como a la simpática alcaldesa le ha dado por quitar todos los aparcamientos de alrededor de casa de mis padres, he tardado veinticinco minutos de vueltas absurdas y calles cambiadas de sentido en aparcar. Tras los cuales, por supuesto, ha comenzado a llover otra vez, y me he mojado yendo del coche a casa.
Sin embargo, ha sido entrar en casa y empezar a arreglarse las cosas. Primero, por mis primas de 3 y 5 años, que estaban embutidas en sendos pijamas rosas con orejitas y se quedan a dormir. Y después, por la enorme noticia que me he encontrado en la
página naranja esa del elefante, esa que suena a algo malo pero que no tiene nada que ver:
Ale, ya solo espero que el costipado no me dure hasta entonces. Y que no la caguen con el doblaje, que me fio poco... como Fry.
Como Fry. Como Fry. Como Fry.